13 frases para entender a Buda
Buda no era su nombre real, al menos no al principio. Siddhartha Gautama, que así se llamaba, nació en un palacio en Lumbini, Nepal. Imagina crecer en una casa llena de lujos y nunca tener que preocuparte por el alquiler. Pero, como todo en la vida, no todo lo que brilla es oro.
Tabla de contenidos:
Frases de Buda
- El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.
- La reflexión es el camino hacia la inmortalidad (nirvana); la falta de reflexión, el camino hacia la muerte.
- El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor.
- Larga es la noche para el que yace despierto; larga es la milla para el que va cansado; larga es la vida para el necio que no conoce la verdadera ley..
- No hay incendio como la pasión: no hay ningún mal como el odio.
- Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos.
- El insensato que reconoce su insensatez es un sabio. Pero un insensato que se cree sabio es, en verdad, un insensato.
- Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con ellas.
- Pocos son entre los hombres los que llegan a la otra orilla; la mayor parte corre de arriba a abajo en estas playas.
- Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos.
- Para enseñar a los demás, primero has de hacer tú algo muy duro: has de enderezarte a ti mismo.
- Ni siquiera un dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo.
- Avanzando estos tres pasos, llegarás más cerca de los dioses: Primero: Habla con verdad. Segundo: No te dejes dominar por la cólera. Tercero: Da, aunque no tengas más que muy poco que dar.
Buda: El viajero espiritual del Nepal
A pesar de su vida privilegiada, Siddhartha era un tipo curioso. Un día, mientras se paseaba fuera de su palacio, se encontró con el sufrimiento humano: un anciano, un enfermo, un cadáver y finalmente un monje mendicante. Esos encuentros lo sacaron de su burbuja y lo llevaron a cuestionar el propósito de la vida y la inevitabilidad del sufrimiento.
Así que, en una jugada muy al estilo de las películas de Hollywood, decidió dejarlo todo: riquezas, familia, ¡todo! Se fue al bosque y comenzó su búsqueda de respuestas. Meditó, ayunó y se sometió a rigurosas prácticas ascéticas. Pero no importaba cuánto lo intentara, la iluminación no venía.
Pero Siddhartha era terco. Una noche, sentado bajo un árbol Bodhi, se prometió no moverse hasta encontrar respuestas. Y, ¡vaya si las encontró! Se convirtió en "El Iluminado", o Buda.
Entonces, ¿qué descubrió este Buda? Bueno, básicamente, nos dejó con el Dharma, su enseñanza, que se puede resumir en cuatro puntos clave, conocidos como Las Cuatro Nobles Verdades:
- El sufrimiento existe: Ya sea que te fallen en una cita o pierdas el autobús, la vida está llena de sufrimiento.
- Hay una causa del sufrimiento: Y no, no es porque el universo esté en tu contra. Es debido a nuestro deseo y apego.
- Hay una manera de acabar con el sufrimiento: ¡Ajá! Aquí es donde Buda nos da esperanzas.
- El camino para acabar con el sufrimiento es el Noble Óctuple Sendero: Buda nos dejó con una lista muy útil de prácticas para ayudarnos a liberarnos del sufrimiento, desde la visión correcta hasta el esfuerzo correcto.
Buda pasó el resto de su vida enseñando y formando una comunidad de monjes y laicos que se dedicaban a la práctica del Dharma. Y aunque dejó este mundo hace mucho tiempo, su legado sigue vivo.
Así que, ahí lo tienes: de príncipe a sabio, de palacio a sendero espiritual. Buda nos enseñó que la verdadera riqueza no está en las cosas, sino en nuestro interior y en cómo vivimos nuestras vidas.
¿Quién hubiera pensado que un joven del Nepal cambiaría el mundo con su perspectiva sobre el sufrimiento y la paz interior? ¡Va por ti, Siddhartha! ?.