Las mejores 42 frases de Antonio Machado
¿Has escuchado hablar de Antonio Machado? Si no lo has hecho, ¡prepárate para un viaje entre versos, pensamientos profundos y paisajes andaluces!
Tabla de contenidos:
Frases de Antonio Machado
- Nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender.
- Poned atención: un corazón solitario no es un corazón.
- La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido.
- Después de la verdad nada hay tan bello como la ficción.
- El cine... ese invento del demonio.
- Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer.
- La zona más rica de nuestras almas, desde luego la más extensa, es aquella que suele estar vedada al conocimiento por nuestro amor propio.
- En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da.
- Hay dos clases de hombres: los que viven hablando de las virtudes y los que se limitan a tenerlas.
- Los conceptos son de todos y se nos imponen desde fuera; las intuiciones siempre son nuestras.
- Converso con el hombre que siempre va conmigo. Quién habla solo, espera hablar con Dios un día.
- Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza.
- Los que están siempre de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte.
- Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre.
- ¿Dices que nada se crea?, no te importe, con el barro de la tierra, haz una copa para que beba tu hermano.
- Ayudadme a comprender lo que os digo y os lo explicaré mejor.
- La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés.
- Tras el vivir y el soñar, está lo que más importa: el despertar
- Moneda que está en la mano, tal vez se deba guardar. La monedita del alma se pierde si no se da.
- En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela.
- La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.
- Todo lo que se ignora, se desprecia.
- ¿Dijiste media verdad? Dirán que mientes dos veces si dices la otra mitad.
- En el corazón tenía la espina de una pasión. Logré arrancármela un día: ya no siento el corazón.
- El ojo que tú ves no es ojo porque tú lo veas, es ojo porque él te ve.
- Hoy es siempre todavía.
- Tu verdad no; la verdad y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela.
- Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón.
- Para dialogar, preguntad primero; después..., escuchad.
- Ni el pasado ha muerto ni está el mañana, ni el ayer escrito.
- Que dos y dos sean necesariamente cuatro, es una opinión que muchos compartimos. Pero si alguien sinceramente piensa otra cosa, que lo diga. Aquí no nos asombramos de nada.
- En caso de vida o muerte se debe estar con el más prójimo.
- Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar.
- Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien.
- Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura.
- Todo necio confunde valor y precio.
- Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
- En el análisis psicológico de las grandes traiciones encontraréis siempre la mentecatez de Judas Iscariote.
- Despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien, importa más que el hacerlas.
- La carencia de vicios añade muy poco a la virtud.
- Sin el tiempo, esa invención de Satanás, el mundo perdería la angustia de la espera y el consuelo de la esperanza.
- En España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa.
Antonio Machado: poeta, pensador y andariego
Nacido en Sevilla allá por 1875, Antonio se crió entre los rincones del barrio de Santa Cruz y las orillas del Guadalquivir, y su amor por Andalucía marcó muchos de sus poemas. Pero Machado no solo fue un chico sevillano; fue un auténtico trotamundos de España. De Sevilla a Soria, y de ahí a Segovia y finalmente a Francia, este poeta no solo cambió de domicilio, sino también de perspectiva. Y eso se nota en sus escritos.
Su obra puede describirse como una evolución de emociones y pensamientos. Empezó con un modernismo puro, como podemos ver en "Soledades, galerías y otros poemos" (1907). Luego, su poesía se volvió más introspectiva y reflexiva, como ocurre con "Campos de Castilla" (1912). Este último libro es especialmente significativo porque muestra su amor y, al mismo tiempo, su crítica hacia España.
¿Qué pensaba Machado? Bueno, aquí viene lo interesante. Aunque siempre guardó un cariño profundo por su tierra, no dudaba en señalar sus problemas. Era un hombre comprometido con el cambio y el progreso, y eso lo llevó a ser un firme defensor de la República durante la Guerra Civil Española. Pero no creas que era solo un poeta político; sus versos también reflejaban su incesante búsqueda de sí mismo y del significado de la vida.
Una de sus reflexiones más famosas es su meditación sobre el paso del tiempo, el destino y la muerte. Si alguna vez lees "La guerra", notarás cómo se pregunta sobre el futuro y el pasado, sobre lo efímero de la existencia. ¡Ah! Y no olvidemos su famoso "Proverbios y cantares", donde deja caer pensamientos como piedras en un estanque, provocando ondas de reflexión. Por ejemplo, cuando dice: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”, está hablando de la vida como un viaje sin mapa, donde cada paso que damos define nuestro camino.
Pero Machado no solo vivió en sus versos. También experimentó el amor y el dolor de perderlo. Su relación con Leonor Izquierdo, una jovencita soriana, es de esas historias que parecen salidas de una novela. Se casaron cuando él tenía 34 años y ella apenas 15. Sin embargo, su amor fue efímero, pues Leonor falleció poco después de casarse. Muchos dicen que el dolor de esa pérdida se puede sentir en cada verso que escribió después.
Hacia el final de su vida, la situación política de España lo llevó a cruzar la frontera hacia Francia. Murió en 1939 en Collioure, lejos de su amada España pero con ella siempre en su corazón y en su pluma.
Para resumir a Antonio Machado en una palabra, diría que fue un "buscador". Buscaba la verdad en el paisaje, en el amor, en la política y, sobre todo, en sí mismo. Nos dejó una herencia de pensamientos profundos y sentimientos intensos que todavía resuenan en el corazón de quienes lo leen.
Así que, si alguna vez te topas con uno de sus poemas, detente un momento. Tal vez encuentres un pensamiento que, aunque escrito hace un siglo, te hable directamente al alma. Porque eso es lo que hacen los grandes poetas, ¿no? Hablan a través del tiempo. Y Machado, sin duda, es uno de ellos.