Las 56 frases más célebres de Napoleón
Napoleón Bonaparte es una figura histórica de gran envergadura que dejó una huella indeleble en la historia europea y mundial. Nacido en Córcega en 1769 y conocido por su destreza militar y sus ambiciones políticas, Napoleón se convirtió en uno de los líderes más influyentes de la era moderna.
Tabla de contenidos:
Frases de Napoleón
- ¿Queréis contar a vuestros amigos? Caed en el infortunio.
- Se gobierna mejor a las personas por sus vicios que por sus virtudes.
- Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes.
- Hace falta más valor para sufrir que para morir.
- Abandonarse al dolor sin resistir, suicidarse para sustraerse de él, es abandonar el campo de batalla sin haber luchado.
- Imponer condiciones excesivamente duras es dispensar de su cumplimiento.
- Sólo hay dos palancas que muevan a los hombres: el miedo y el interés.
- La policía a veces inventa más de lo que descubre.
- El coraje no se puede simular: es una virtud que escapa a la hipocresía.
- El amor es una tontería hecha por dos.
- La opinión pública es un poder al que nada resiste.
- Se puede aplastar una nación religiosa, pero no dividirla.
- Las mujeres no son otra cosa que máquinas de producir hijos.
- En la guerra como en el amor, para acabar es necesario verse de cerca.
- La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo.
- Si quieres tener éxito, promete todo y no cumplas nada.
- Interpretar la ley es corromperla, los abogados las matan.
- Hay ladrones a los que no se castiga, pero que roban lo más preciado: el tiempo.
- El mal de la calumnia es semejante a la mancha de aceite: deja siempre huellas.
- La independencia, igual que el honor, es una isla rocosa sin playas.
- Tan tranquilas son las personas honradas y tan activas las pícaras, que a menudo es necesario servirse de las segundas.
- Para triunfar es necesario, más que nada, tener sentido común.
- El porvenir de un hijo es siempre obra de su madre.
- A veces una batalla lo decide todo, y a veces la cosa más insignificante decide la suerte de una batalla.
- La diplomacia es la política en traje de etiqueta.
- Un hombre de estado debe tener el corazón en la cabeza.
- Los sabios son los que buscan la sabiduría; los necios piensan ya haberla encontrado.
- Podemos detenernos cuando subimos, pero nunca cuando descendemos.
- La envidia es una declaración de inferioridad.
- No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquellos que tienen otra opinión pero son demasiado cobardes para manifestarla.
- Hay tantas leyes que nadie está seguro de no ser colgado.
- A la mayor parte de los que no quieren ser oprimidos no les disgustaría ser opresores.
- Cuando no se teme a la muerte, se la hace penetrar en las filas enemigas.
- Una gran reputación es un gran ruido: cuando más aumenta, más se extiende; caen las leyes, las naciones, los monumentos; todo se desmorona. Pero el ruido subsiste.
- Cada uno de los movimientos de todos los individuos se realizan por tres únicas razones: por honor, por dinero o por amor.
- La ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza.
- La mayor parte de aquellos que no quieren ser oprimidos, quieren ser opresores.
- La muerte es un ensueño sin ensueños.
- El método más seguro de permanecer pobre es, sin duda, ser una persona franca.
- La victoria pertenece al más perseverante.
- Si la perfección no fuera quimérica, no tendría tanto éxito.
- Cuando quiero que un asunto no se resuelva lo encomiendo a un comité.
- Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo.
- El que sólo practica la virtud para conquistar una gran reputación está muy cerca de caer en el vicio.
- Discutir en el peligro es apretar el dogal.
- Bien analizada, la libertad política es una fábula imaginada por los Gobiernos para adormecer a sus gobernados.
- La guerra es un juego serio en el que uno compromete su reputación, sus tropas y su patria.
- Si la obediencia es el resultado del instinto de las muchedumbres, el motín es el de su reflexión.
- Con audacia se puede intentar todo, mas no conseguirlo todo.
- De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso.
- La mejor forma de cumplir con la palabra empeñada es no darla jamás.
- Una cabeza sin memoria es como una fortaleza sin guarnición.
- El más peligroso de nuestros consejeros es el amor propio.
- Nos batimos más por nuestros intereses que por nuestros derechos.
- Es injusto que una generación sea comprometida por la precedente. Hay que encontrar un modo de preservar a las venideras de la avaricia o inhabilidad de las presentes.
- La masa busca al líder, no porque lo estime sino por interés; y el líder acepta a la masa por vanidad o por necesidad.
Napoleón Bonaparte: El gran estratega y gobernante de la Era Napoleónica
Su carrera militar comenzó en la Revolución Francesa, donde demostró su habilidad táctica y escaló rápidamente en el ejército. Sus campañas militares en Europa lo llevaron a conquistar gran parte del continente y a establecer un imperio que abarcaba desde España hasta Rusia. Su legado militar se basó en la rapidez, la sorpresa y la capacidad de adaptación estratégica, lo que le valió el respeto y el temor de sus enemigos.
Uno de los momentos más emblemáticos de su carrera fue la Batalla de Austerlitz en 1805, donde derrotó a una coalición de naciones europeas y demostró su genio táctico. También promulgó una serie de reformas legales conocidas como el Código Napoleónico, que estableció una base legal uniforme en sus territorios y sentó las bases para muchas leyes civiles modernas.
En 1804, Napoleón se autoproclamó Emperador de los franceses, estableciendo el Primer Imperio Francés. Su gobierno fue caracterizado por reformas y cambios significativos en la administración, la educación y la economía. También fue un patrocinador de las artes y las ciencias, contribuyendo al desarrollo cultural de Francia.
Sin embargo, su ambición expansionista lo llevó a una serie de guerras en Europa conocidas como las Guerras Napoleónicas. Aunque logró muchas victorias notables, su imperio se derrumbó en 1815 después de su derrota en la Batalla de Waterloo, y fue exiliado a la isla de Santa Elena, donde murió en 1821.
El legado de Napoleón es complejo. Algunos lo ven como un genio militar y un reformador político, mientras que otros lo consideran un conquistador ambicioso que sumió a Europa en décadas de conflicto. Su influencia perdura en la política, la cultura y el derecho, y el Código Napoleónico sigue siendo la base de muchas legislaciones civiles en todo el mundo.
Napoleón Bonaparte es un personaje histórico cuyo impacto sigue siendo objeto de debate y estudio en la actualidad. Su vida y carrera ilustran la complejidad de la historia y la política en una época de agitación y cambio radical.