58 frases de Platón que tienes que leer
Si estuviésemos en una charla entre amigos y alguien mencionara a Platón, podríamos pensar inmediatamente en un tipo con toga que amaba hablar de ideas abstractas mientras se paseaba por Atenas. Y, básicamente, no estaríamos equivocados. Platón es uno de los filósofos más célebres de todos los tiempos, y su legado se ha mantenido vivo por más de dos milenios. Pero, ¿por qué es tan famoso? Veámoslo con ojos del siglo XXI.
Tabla de contenidos:
Frases de Platón
- ¿Quién es, pues, el creador y padre de este Universo? Difícil es encontrarlo; y cuando se ha encontrado, imposible hacer que la multitud lo conozca.
- El virtuoso se conforma con soñar lo que el pecador realiza en la vida.
- Frío e insípido es el consuelo cuando no va envuelto en algún remedio.
- El hombre inteligente habla con autoridad cuando dirige su propia vida.
- El amor consiste en sentir que el ser sagrado late dentro del ser querido.
- La mejor tumba es la más sencilla.
- La civilización es la victoria de la persuasión sobre la fuerza.
- Al contacto del amor todo el mundo se vuelve poeta.
- La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos.
- En torno de la esencia está la morada de la ciencia.
- Los hombres viven celosos de la inmortalidad.
- La buena fe es el fundamento de toda sociedad, la perfidia es la peste.
- Así como los ojos están formados para la astronomía, los oídos lo están para percibir los movimientos de la armonía.
- Podemos perdonar fácilmente a un niño que le tiene miedo a la oscuridad, la verdadera tragedia de la vida es cuando un adulto le tiene miedo a la luz.
- En todas las cosas, naturales y humanas, el origen es lo más excelso.
- Cuando una multitud ejerce la autoridad, es más cruel aún que los tiranos.
- La burla y el ridículo son, entre todas las injurias, las que menos se perdonan.
- El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos los caballos.
- Dos excesos deben evitarse en la educación de la juventud; demasiada severidad, y demasiada dulzura.
- La filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser.
- Aprendiendo a morir se aprende a vivir mejor.
- La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo.
- Si bien buscas, encontrarás.
- Los espíritus vulgares no tienen destino.
- Teme a la vejez, pues nunca viene sola.
- El tiempo es una imagen móvil de la eternidad.
- El legislador no debe proponerse la felicidad de cierto orden de cuidadanos con exclusión de los demás, sino la felicidad de todos.
- Tres facultades hay en el hombre: la razón que esclarece y domina; el coraje o ánimo que actúa, y los sentidos que obedecen.
- De virtud hay una especie, de maldad, muchas.
- No es en los hombres, sino en las cosas mismas, donde es preciso buscar la verdad.
- La belleza es el esplendor de la verdad.
- Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia.
- No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad.
- La libertad está en ser dueños de la propia vida.
- Si el semblante de la virtud pudiera verse, enamoraría a todos.
- El más importante y principal negocio público es la buena educación de la juventud.
- Cuando la muerte se precipita sobre el hombre, la parte mortal se extingue; pero el principio inmortal se retira y se aleja sano y salvo.
- La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco.
- Todo lo que se llama estudiar y aprender no es otra cosa que recordar.
- Son filósofos verdaderos aquellos a quienes gusta contemplar la verdad.
- Hay que tener el valor de decir la verdad, sobre todo cuando se habla de la verdad.
- El tiempo es la imagen de la eternidad en movimiento.
- Es necesario diferenciar las cosas: lo que siempre existe sin haber nacido, y lo que siempre está comenzando sin jamás llegar a ser.
- El hombre es un auriga que conduce un carro tirado por dos briosos caballos: el placer y el deber. El arte del auriga consiste en templar la fogosidad del corcel negro (placer) y acompasarlo con el blanco (deber) para correr sin perder el equilibrio.
- Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro.
- Los muertos son los únicos que ven el final de la guerra.
- Todo lo que nace proviene necesariamente de una causa; pues sin causa nada puede tener origen.
- El hombre embrutecido por la superstición es el más vil de los hombres.
- No hay hombre tan cobarde a quien el amor no haga valiente y transforme en héroe.
- A vosotros (políticos) os hemos formado en interés del Estado tanto como en el propio vuestro, para que seáis en nuestra República nuestros jefes y vuestros reyes.
- Lo que no sé, tampoco creo saberlo.
- El objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano.
- Donde reina el amor, sobran las leyes.
- La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo.
- Los amigos se convierten con frecuencia en ladrones de nuestro tiempo.
- Debemos buscar para nuestros males otra causa que no sea Dios.
- Cada lágrima enseña a los mortales una verdad.
- Lo que se mueve por sí mismo es inmortal.
Platón: El filósofo del mundo de las ideas
Primero, hay que mencionar que Platón nació en Atenas alrededor del 427 a.C. Aunque pertenecía a una familia aristocrática y tenía un futuro prometedor como político, decidió que su pasión estaba en el mundo de las ideas. Quizás todo comenzó cuando conoció a Sócrates, un filósofo que se dedicaba a fastidiar a la gente en la plaza con preguntas profundas y desafiantes. Platón se convirtió en su discípulo y quedó absolutamente fascinado por su método de cuestionamiento.
Lamentablemente, Sócrates fue condenado a muerte por corromper a la juventud y negar a los dioses. Esta experiencia marcó profundamente a Platón y lo llevó a reflexionar sobre la justicia, la política y la naturaleza de la verdad. Así nacieron sus famosos diálogos, donde Sócrates es el protagonista y se pone a discutir con todo el que se cruce en su camino.
Una de las ideas más alucinantes de Platón es la teoría de las formas o ideas. Imagina un mundo perfecto, eterno, inmutable, donde existen las versiones ideales de todo lo que conocemos. ¿Has visto un caballo? Bueno, en el mundo de las ideas hay un "Caballo con mayúsculas", el caballo perfecto del que todos los caballos de nuestra realidad son solo copias imperfectas. Así con todo: belleza, justicia, mesas, amor. Suena loco, ¿verdad? Pero esta idea tiene un propósito. Según Platón, solo al conocer ese mundo perfecto podremos entender realmente el nuestro.
Pero, ¿cómo accedemos a ese mundo de las ideas? Aquí viene lo mejor: a través de la filosofía. Para Platón, la filosofía era como una escalera que nos permite ascender del mundo sensible, lleno de sombras e ilusiones, al mundo inteligible de las ideas puras.
Y no podemos hablar de Platón sin mencionar la Academia, la primera universidad del mundo occidental. Fue un espacio donde se reunían pensadores para debatir, aprender y, sí, filosofar. ¡Y duró unos 900 años! Si eso no es un legado, no sé qué lo es.
Por último, es importante destacar su visión política. Influenciado por la injusta muerte de Sócrates y el caos político de su época, escribió "La República", donde imagina una ciudad ideal gobernada por reyes filósofos. Estos eran individuos que, después de haber ascendido al mundo de las ideas, estaban mejor capacitados para gobernar justamente.
Platón fue un tipo que, entre caminatas y charlas filosóficas, dejó un legado enorme. Nos hizo cuestionar nuestra realidad, buscar la verdad más allá de las apariencias y, sobre todo, nos enseñó que para entender el mundo, primero debemos entender las ideas que lo conforman.