48 frases para entender a Montesquieu
Montesquieu, como se le conoce comúnmente, fue un ilustre filósofo y escritor francés del siglo XVIII nacido en 1689 en la región de Burdeos, Francia. Es conocido por su profundo impacto en la teoría política y su defensa de la separación de poderes, un principio que ha influido en la estructura de gobiernos en todo el mundo.
Tabla de contenidos:
Frases de Montesquieu
- El estudio ha sido para mí el principal remedio contra las preocupaciones de la vida; no habiendo tenido nunca un disgusto que no me haya pasado después de una hora de lectura.
- Los malos ejemplos son más dañinos que los crímenes.
- La ley debe ser como la muerte, que no exceptúa a nadie.
- Las leyes inútiles debilitan a las necesarias.
- La libertad consiste en poder hacer lo que se debe hacer.
- Para obtener éxito en el mundo, hay que parecer loco y ser sabio.
- A la mayoría de las personas prefiero darles la razón rápidamente antes que escucharlas.
- Hay que estudiar mucho para saber poco.
- Cuando se busca tanto el modo de hacerse temer se encuentra siempre primero el de hacerse odiar.
- Quisiera abolir las pompas fúnebres. Hay que llorar a los hombres cuando nacen y no ya cuando mueren.
- Más Estados han perecido por la depravación de las costumbres que por la violación de las leyes.
- Queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad.
- La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo.
- Cuando la muerte ha igualado las fortunas, las pompas fúnebres no deberían diferenciarlas.
- La libertad es el derecho a hacer lo que las leyes permiten. Si un ciudadano tuviera derecho a hacer lo que éstas prohíben, ya no sería libertad, pues cualquier otro tendría el mismo derecho.
- Cuando un gobierno dura mucho tiempo se descompone poco a poco y sin notarlo.
- Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.
- El divorcio es indispensable en las modernas civilizaciones.
- Normalmente, aquellos que poseen un gran talento, son ingenuos.
- Un hombre no es desdichado a causa de la ambición, sino porque ésta lo devora.
- La amistad es un contrato por el cual nos obligamos a hacer pequeños favores a los demás para que los demás nos los hagan grandes.
- No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia.
- Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder.
- Las costumbres hacen las leyes, las mujeres hacen las costumbres; las mujeres, pues, hacen las leyes.
- La descomposición de todo gobierno comienza por la decadencia de los principio sobre los cuales fué fundado.
- Las cabezas de los hombres más grandes se achican cuando se reúnen, y allí donde hay más cuerdos es también donde hay menos cordura.
- La adversidad es nuestra madre; la prosperidad sólo es nuestra madrastra.
- La mayoría de veces el éxito depende de saber cuánto se ha de tardar en lograrlo.
- En el derecho público el acto de justicia más severo es la guerra, porque puede tener por efecto la destrucción de la sociedad.
- Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad.
- Los países no están cultivados en razón de su fertilidad, sino en razón de su libertad.
- Cuando nacen las sociedades, los jefes de un Estado son los que dan a éste su carácter especial. Después, este carácter especial es el que forma a los jefes de Estado.
- El deporte gusta porque halaga la avaricia, es decir, la esperanza de poseer más.
- Para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no por encima de ella.
- Cuando los hombres prometen a una mujer que la amarán siempre suponen a su vez que ellas les promenten ser siempre amables; si ella falta a su palabra, ellos no se creen obligados por la suya.
- Feliz el pueblo cuya historia se lee con aburrimiento.
- Máxima admirable: no hablar de las cosas hasta después de que estén hechas.
- El lujo está siempre en proporción con el desnivel de las fortunas.
- La verdad en un tiempo es error en otro.
- Si nos bastase ser felices, la cosa sería facilísima; pero nosotros queremos ser más felices que los demás, y esto es casi siempre imposible, porque creemos que los demás son bastante más felices de lo que son en realidad.
- La religión cristiana, que parece no tiene por objeto más que la felicidad de la otra vida, nos hace también dichosos en ésta.
- Las personas que tienen poco que hacer son por lo común muy habladoras: cuanto más se piensa y obra, menos se habla.
- Aquí un marido que ama a su mujer es un hombre que no tiene el mérito suficiente para hacerse amar por otra.
- La mayor parte de los hombres son capaces más bien de grandes acciones que de buenas acciones.
- El talento es un don que Dios nos hace en secreto, y que nosotros revelamos sin saberlo.
- Si los triangulos hicieran un dios, lo idearían con tres lados.
- Parece que nuestra vida aumenta cuando podemos ponerla en la memoria de los demás: Es una nueva vida que adquirimos y nos resulta preciosa.
- El hombre de talento es naturalmente inclinado a la crítica, porque ve más cosas que los otros hombres y las ve mejor.
Charles-Louis de Secondat, barón de La Brède y Montesquieu: El pensador de la separación de poderes
Su obra más influyente es "El Espíritu de las Leyes" (1748), en la que desarrolló su famosa teoría de la separación de poderes. Montesquieu argumentó que para evitar el abuso de poder en un gobierno, era esencial que este se dividiera en tres ramas: el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial. Esta idea sentó las bases para la creación de sistemas políticos con un equilibrio de poderes, como la democracia moderna y la Constitución de los Estados Unidos.
La obra de Montesquieu también es conocida por su enfoque en el relativismo cultural y su estudio comparativo de diferentes sistemas políticos y legales. Viajó extensamente por Europa, observando y analizando las costumbres y leyes de diferentes sociedades. Esto le llevó a concluir que las leyes y las instituciones políticas deben adaptarse a la cultura y las circunstancias particulares de cada sociedad.
Montesquieu también abogó por la tolerancia religiosa y la libertad de expresión en un momento en que la intolerancia religiosa era predominante en Europa. Sus escritos promovieron la idea de que la libertad religiosa y la libertad de pensamiento eran esenciales para una sociedad libre y justa.
Además de sus contribuciones políticas y filosóficas, Montesquieu fue un escritor perspicaz y satírico. Sus "Cartas persas" (1721) y "El Templo de Gnido" (1725) son ejemplos de su estilo literario, que a menudo se burlaba de las costumbres y la sociedad de su época.
La influencia de Montesquieu en la filosofía política y la teoría del gobierno perdura hasta el día de hoy. Sus ideas sobre la separación de poderes se han convertido en un principio fundamental en muchas democracias modernas, y su énfasis en la tolerancia y la libertad sigue siendo relevante en la lucha por los derechos individuales y civiles en todo el mundo.
Montesquieu fue un ilustrado francés cuyas ideas sobre la separación de poderes y la tolerancia influyeron de manera significativa en la política y la filosofía de su tiempo y siguen siendo fundamentales en la teoría política y la construcción de sistemas democráticos en la actualidad. Su legado como pensador y escritor sigue siendo un faro de iluminación en la búsqueda de la justicia y la libertad en la sociedad.