Las mejores 31 frases de Mario Benedetti
Si estuviéramos en una charla de café, y alguien mencionara a Mario Benedetti, seguramente se encenderían las miradas de muchos. Es que hablar de Benedetti es hablar de esos amigos que, aunque nunca conocimos en persona, sienten y piensan como nosotros.
Tabla de contenidos:
Frases de Mario Benedetti
- No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.
- La perfección es una pulida colección de errores.
- El futuro no es una página en blanco es una fe de erratas.
- Qué buen insomnio si me desvelo sobre tu cuerpo.
- No es la eternidad pero es el instante, que, después de todo, es su único sucedáneo verdadero.
- Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida.
- Es a veces un paraíso perdido, pero otras, es un infierno de mierda.
- Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.
- Cómo la necesito. Dios había sido mi más importante carencia. Pero a ella la necesito más que a Dios.
- Algunas cosas del pasado desaparecieron pero otras abren una brecha al futuro y son las que quiero rescatar.
- Y para estar total, completa, absolutamente enamorado, hay que tener plena conciencia de que uno también es querido, que uno también inspira amor.
- El amor no es repetición. Cada acto de amor es un ciclo en sí mismo, una órbita cerrada en su propio ritual. Es, cómo podría explicarte, un puño de vida.
- La muerte es una traición de Dios.
- Si el corazón se aburre de querer para qué sirve.
- Lo que más me gusta de vos es algo que no habrá tiempo capaz de quitártelo.
- Cuando el infierno son los demás, el paraíso no es uno mismo.
- Un torturador no se redime suicidándose, pero algo es algo.
- Cuando uno soporta sufrimientos propios no tiene necesidad de adjudicarse dolores ajenos.
- Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza.
- Uno no siempre hace lo que quiere, pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.
- Quién lo diría los débiles de veras nunca se rinden.
- No vayas a creer lo que te cuentan del mundo (ni siquiera esto que te estoy contando) ya te dije que el mundo es incontable.
- Ojalá que la espera no desgaste mis sueños.
- La seguridad de saberme capaz para algo mejor, me puso en las manos de la postergación, que al fin de cuentas es una arma terrible y suicida.
- Quizá mi única noción de patria sea esta urgencia de decir Nosotros quizá mi única noción de patria sea este regreso al propio desconcierto.
- Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo.
- Yo no sé si Dios existe, pero si existe, sé que no le va a molestar mi duda.
- Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse.
- Un sociólogo norteamericano dijo hace más de treinta años que la propaganda era una formidable vendedora de sueños, pero resulta que yo no quiero que me vendan sueños ajenos, si no sencillamente que se cumplan los míos.
- La infancia es un privilegio de la vejez. No sé por qué la recuerdo actualmente con más claridad que nunca.
- Yo amo, tú amas, el ama, nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman. Ojalá no fuese conjugación sino realidad.
Mario Benedetti: más que un poeta, un amigo del alma
Nacido en 1920 en el pequeño Paso de los Toros, en Uruguay, este hombre de semblante serio, pero alma vibrante, pasó a ser una de las voces más emblemáticas de la literatura latinoamericana. Y no es para menos, sus letras nos hablan de amor, desamor, política, cotidianidad y esas pequeñas cosas que, al final, son las que más importan.
Mario fue un observador nato de la vida. En sus escritos, cada detalle es importante, cada emoción es válida y cada experiencia, por mínima que sea, merece ser contada. Sus poesías y novelas son testimonios de que en la simplicidad radica la verdadera esencia de las cosas.
Uno de los aspectos más entrañables de Benedetti es su perspectiva sobre el amor. No se quedó con la idea cursi o idealizada. No. Él se sumergió en los entresijos, en el amor maduro, en el amor que duele, en el que se espera y en el que, a veces, se pierde. ¿Quién no ha sentido un nudo en la garganta al leer "Táctica y estrategia" o una sonrisa cómplice con "Te quiero"? Con cada palabra, Benedetti nos invita a amar, a pesar de todo.
Por otro lado, su compromiso político y social también es un pilar en su obra. Vivió en una época turbulenta en América Latina, con dictaduras y represiones. Pero en lugar de callar, alzó la voz. Su exilio en España fue prueba de ello, pero también de su resiliencia y su fe en un futuro más justo. Su poema "Hagamos un trato" no solo es una propuesta de amor, sino también una declaración de principios sobre cómo deberíamos tratarnos como sociedad.
Más allá de los libros, los poemas y los ensayos, Benedetti nos dejó con un pensamiento: la vida es ahora o nunca. No hay tiempo para lamentarse por lo que no fue, ni para soñar eternamente con lo que podría ser. La vida es este instante, este suspiro, este parpadeo. Y él, con su maestría, nos instó a vivirla con intensidad, con pasión y, sobre todo, con amor.
Hoy, aunque Mario ya no esté físicamente entre nosotros, su legado perdura. Sus palabras siguen siendo un bálsamo para los corazones rotos, un grito de lucha para los que buscan justicia, y un recordatorio constante de que, en medio de la rutina, siempre hay espacio para la poesía.
Si alguna vez te sientes solo, abrumado o simplemente necesitas un amigo, toma un libro de Benedetti. En sus páginas, encontrarás a alguien que, desde la distancia y el tiempo, te comprende, te abraza y te recuerda que la vida, con sus altos y bajos, siempre vale la pena.