Las mejores 101 frases de Voltaire
Nacido en 1694 en París como François-Marie Arouet, este hombre se reinventó bajo el seudónimo de "Voltaire" y pasó a ser uno de los pensadores más influyentes y provocadores de su tiempo. Si alguna vez te has reído sarcásticamente de las ironías de la vida, de la política o de la religión, es probable que te sientas como en casa en el mundo de Voltaire.
Tabla de contenidos:
Frases de Voltaire
- Si los pobres empiezan a razonar todo está perdido.
- Quien se venga después de la victoria es indigno de vencer.
- Una falsa ciencia hace ateos; una verdadera ciencia posterna al hombre ante la divinidad.
- Yo no estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero me pelearía para que usted pudiera decirlo.
- Cuando se trata de dinero todos somos de la misma religión.
- La escritura es la pintura de la voz.
- El que revela el secreto de otros pasa por traidor; el que revela el propio secreto pasa por imbécil.
- La naturaleza vuelve a los hombres elocuentes en las grandes pasiones y en los grandes intereses.
- No es el amor lo que hace volverse ciego, sino el amor propio.
- Yo, como don Quijote, me invento pasiones para ejercitarme.
- Una mujer amablemente estúpida es una bendición del cielo.
- La civilización no suprimió la barbarie; la perfeccionó e hizo más cruel y bárbara.
- El deseo de agradar es al espíritu lo que el adorno a la belleza.
- ¡Dios mío, líbrame de mis amigos! De los enemigos ya me encargo yo.
- Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido.
- Todos estamos llenos de debilidades y errores; perdonémonos recíprocamente nuestras tonterías: es ésta la primera ley de la Naturaleza.
- Claro que el café es un veneno lento; hace cuarenta años que lo bebo.
- Las discusiones metafísicas se parecen a los globos llenos de aire; cuando revientan las vejigas, se observa cómo sale el aire y no queda nada.
- Cambia de placeres, pero no cambies de amigos.
- Ser bueno solamente consigo mismo es ser bueno para nada.
- La democracia sólo parece adecuada para un país muy pequeño.
- Cada uno besa temblando la mano que nos encadena.
- El arte de la medicina consiste en entretener al paciente mientras la naturaleza cura la enfermedad.
- El hombre actual ha nacido o bien para vivir entre las convulsiones de la inquietud, o bien en el letargo del aburrimiento.
- Quien no tiene toda la inteligencia de su edad, tiene toda su desgracia.
- Los celos cuando son furiosos, producen más crímenes que el interés y la ambición.
- Una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento.
- Ama la verdad, pero perdona el error.
- Debe ser muy grande el placer que proporciona el gobernar, puesto que son tantos los que aspiran a hacerlo.
- La tolerancia no ha provocado nunca ninguna guerra; la intolerancia ha cubierto la tierra de matanza.
- La dicha no es más que sueño, y el dolor la realidad.
- Una de las supersticiones del ser humano es creer que la virginidad es una virtud.
- Sólo es inmensamente rico aquel que sabe limitar sus deseos.
- ¿No es vergonzoso que los fanáticos muestren mucho interés y los sensatos ninguno?
- Hay que saber que no existe país sobre la tierra donde el amor no haya convertido a los amantes en poetas.
- El secreto de no hacerse fastidioso consiste en saber cuando detenerse.
- Los periódicos son los archivos de las bagatelas.
- La ciencia es como la tierra; sólo se puede poseer un poco de ella.
- La superstición es a la religión lo que la astrología es a la astronomía, la hija loca de una madre cuerda.
- El que tiene miedo de la pobreza no es digno de ser rico.
- Trabajemos sin razonar, es el único medio de hacer la vida soportable.
- Suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan.
- No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.
- La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás.
- Es mejor arriesgarse a salvar a un culpable que condenar a un inocente.
- El sentido común no es nada común.
- La esperanza es una virtud cristiana que consiste en despreciar todas las miserables cosas de este mundo en espera de disfrutar, en un país desconocido, deleites ignorados que los curas nos prometen a cambio de nuestro dinero.
- Es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado.
- En la geometría no existen sectas.
- Si alguna vez, ve saltar por la ventana a un banquero suizo, salte detrás. Seguro que hay algo que ganar.
- Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una.
- Detesto lo que escribes, pero daría mi vida para que pudieras seguir escribiéndolo.
- La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.
- Decimos una necedad y a fuerza de repetirla acabamos creyéndola.
- La razón me dice que Dios existe, pero también me dice que nunca podré saber lo que es.
- Las falsedades no sólo se oponen a la verdad, sino que a menudo se contradicen entre sí.
- Una colección de pensamientos debe ser una farmacia donde se encuentra remedio a todos los males.
- Aquel que es demasiado pequeño tiene un orgullo grande.
- Cuando el espíritu está abatido, es menester sacudirlo.
- Todos los hombres tienen iguales derechos a la libertad, a su prosperidad y a la protección de las leyes.
- Los pueblos a quienes no se hace justicia se la toman por sí mismos más tarde o más pronto.
- La parte más filosófica de las historia es hacer conocer las tonterías cometidas por los hombres.
- Azar es una palabra vacía de sentido, nada puede existir sin causa.
- Yo conozco al pueblo: cambia en un día. Derrocha pródigamente lo mismo su odio que su amor.
- Todo les sale bien a las personas de cáracter dulce y alegre.
- Siempre la felicidad nos espera en algún sitio, pero a condición de que no vayamos a buscarla.
- Las mujeres son como las veletas: sólo se quedan quietas cuando se oxidan.
- La casualidad no es, ni puede ser más que una causa ignorada de un efecto desconocido.
- ¡Cuán querida es de todos los corazones buenos su tierra natal!
- Calumniad, calumniad que algo quedará.
- El divorcio probablemente se remonta a la misma época que el matrimonio. Yo creo, sin embargo, que el matrimonio es algunas semanas más antiguo.
- La providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.
- Sólo es posible afirmar en geometría.
- Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo.
- No siempre depende de nosotros ser pobres; pero siempre depende de nosotros hacer respetar nuestra pobreza.
- El secreto de aburrir a la gente consiste en decirlo todo.
- En el desprecio de la ambición se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad sobre la tierra.
- Nadie se da la muerte en un exceso de razón.
- Debemos amar a nuestro país aunque nos trate injustamente.
- Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero.
- El primero que comparó a la mujer con una flor, fue un poeta; el segundo, un imbécil.
- No hay verdad que no haya sido perseguida al nacer.
- A los vivos les debemos respeto pero a los muertos solo les debemos la verdad.
- No siempre podemos agradar, pero siempre podemos tratar de ser agradables.
- El verdadero valor consiste en saber sufrir.
- El placer da lo que la sabiduría promete.
- La incertidumbre es una posición incómoda. Pero la certeza es una posición absurda.
- Los males llegan volando y se alejan renqueando.
- Conviene siempre esforzarse más en ser interesante que exacto; porque el espectador lo perdona todo menos el sopor.
- La religión mal entendida es una fiebre que puede terminar en delirio.
- Para conseguir la más pequeña fortuna, vale más decir cuatro palabras a la querida de un rey que escribir cien volúmenes.
- El hombre se precipita en el error con más rapidez que los ríos corren hacia el mar.
- Hay quienes sólo utilizan las palabras para disfrazar sus pensamientos.
- La pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano.
- Los ejemplos corrigen mucho mejor que las reprimendas.
- El que vive prudentemente, vive tristemente.
- El que sospecha invita a traicionarlo.
- Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo.
- El amor propio, al igual que el mecanismo de reproducción del genero humano, es necesario, nos causa placer y debemos ocultarlo.
- Hay alguien tan inteligente que aprende de la experiencia de los demás.
- Si Dios no existiera, sería necesario inventarlo.
Voltaire: El agudo crítico de las absurdidades humanas
Voltaire fue una auténtica piedra en el zapato de la aristocracia y de la iglesia. Sus escritos, llenos de ingenio y sátira, cuestionaban la hipocresía y las injusticias de la sociedad. ¿Has leído "Cándido"? En esta novela, Voltaire se burla del optimismo ciego (sí, ese "todo sucede por una razón" que muchas veces escuchamos) a través de las desventuras de su protagonista. Es un viaje cómico y trágico que nos muestra que, a veces, el mundo simplemente es un caos.
Pero no creas que Voltaire solo escribía ficción. Su pluma también se dedicaba a ensayos, tratados filosóficos, historias y hasta obras de teatro. Defensor de la libertad de expresión y de pensamiento, este ilustrado desafiaba constantemente las normas y las convenciones. No es de extrañar que pasara algún tiempo en prisión y que muchas de sus obras fueran censuradas o quemadas.
A pesar de su ácido sentido del humor y su irreverencia, Voltaire también era un hombre de pasiones profundas. Luchó contra la intolerancia religiosa y defendió a aquellos que eran perseguidos injustamente. Su intervención en casos como el de Jean Calas, un comerciante protestante acusado injustamente de asesinato, muestra su compromiso con la justicia y la verdad.
A lo largo de su vida, Voltaire también tuvo una relación de amor-odio con la nobleza y la corte. Aunque a menudo criticaba a los poderosos, también disfrutaba de su compañía e influencia. Su correspondencia con Federico el Grande, rey de Prusia, es un testimonio de estas complejas relaciones.
Cuando Voltaire falleció en 1778, dejó tras de sí un legado de rebeldía intelectual. Su capacidad para cuestionar, desafiar y reírse de las absurdidades humanas lo convierte en un faro de la Ilustración y en un eterno recordatorio de la importancia de pensar por uno mismo.
¿Te sientes frustrado con las incongruencias del mundo y te apetece soltar una carcajada sarcástica? ¡Canaliza tu Voltaire interior!. Porque, después de todo, en un mundo a menudo absurdo, a veces la mejor respuesta es un buen zasca ilustrado.