Las mejores 77 frases de Miguel de Cervantes
En las vastas llanuras de la literatura mundial, emerge una figura titánica, un gigante no de molinos, sino de palabras y imaginación: Miguel de Cervantes Saavedra. Este ilustre español, nacido en 1547 en Alcalá de Henares, es considerado por muchos como el más grande escritor en lengua española y uno de los más importantes de la literatura universal.
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Frases de Miguel de Cervantes
- Andan el pesar y el placer tan apareados que es simple el triste que se desespera y el alegre que se confía.
- Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en el tiempo que están más secas las esperanzas.
- Al bien hacer jamás le falta premio.
- Donde una puerta se cierra, otra se abre.
- Un buen arrepentimiento es la mejor medicina que tienen las enfermedades del alma.
- Puede haber amor sin celos, pero no sin temores.
- La rabia de los celos es tan fuerte que fuerza a hacer cualquier desatino.
- La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
- Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas.
- El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.
- Cada uno es como Dios le hizo, y aún peor muchas veces.
- No hay cosa más excusada y aun perdida que el contar el miserable sus desdichas a quien tiene el pecho colmado de contentos.
- El andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos.
- La abundancia de las cosas, aunque no sean buenas, hacen que no se estimen, y la carestía, aun de las malas, se estima en algo.
- Adonde interviene el favor y las dádivas, se allanan los riscos y se deshacen las dificultades.
- Pocas o ninguna vez se cumple con la ambición que no sea con daño de tercero.
- Siempre los ricos que dan en liberales hallan quien canonice sus desafueros y califique por buenos sus malos gustos.
- Las armas tienen por objeto y fin la paz, que es el mayor bien que los hombres pueden desear en esta vida.
- Más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón.
- Más vale el buen nombre que las muchas riquezas.
- El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se pasa.
- Los celos se engendran entre los que bien se quieren, del aire que pasa, del sol que toca y aun de la tierra que se pisa.
- El retirarse no es huir, ni el esperar es cordura cuando el peligro sobrepuja a la esperanza.
- La belleza del cuerpo muchas veces es indicio de la hermosura del alma.
- Amistades que son ciertas nadie las puede turbar.
- Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.
- No puede haber gracia donde no hay discreción.
- El agradecimiento que sólo consiste en el deseo es cosa muerta, como es muerta la fe sin obras.
- Las sentencias cortas se derivan de una gran experiencia.
- La pluma es lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos.
- La senda de la virtud es muy estrecha y el camino del vicio, ancho y espacioso.
- La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu.
- Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo.
- No desees y serás el hombre más rico del mundo.
- Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
- Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que son el tener y el no tener.
- Sé breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo.
- ¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!.
- ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo!
- En la tardanza dicen que suele estar el peligro.
- Las armas requieren espíritu como las letras.
- No hay pecado tan grande, ni vicio tan apoderado que con el arrepentimiento no se borre o quite del todo.
- No ames lo que eres, sino lo que puedes llegar a ser.
- Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias.
- La buena y verdadera amistad no debe ser sospechosa en nada.
- El amor y la afición con facilidad ciegan los ojos del entendimiento.
- Sea moderado tu sueño; que el que no madruga con el sol, no goza del día.
- En los principios amorosos los desengaños prestos suelen ser remedios calificados.
- Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.
- Las honestas palabras nos dan un claro indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe.
- El año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre.
- ¡Oh, memoria, enemiga mortal de mi descanso!
- ¿No sabes tú que no es valentía la temeridad?
- La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde.
- La ingratitud es hija de la soberbia.
- Me moriré de viejo y no acabaré de comprender al animal bípedo que llaman hombre, cada individuo es una variedad de su especie.
- Mientras se gana algo no se pierde nada.
- Los delitos llevan a las espaldas el castigo.
- La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.
- El hacer el padre por su hijo es hacer por sí mismo.
- La mujer ha de ser dueña, y parecerlo, que es más.
- No hay ningún camino que no se acabe, como no se le oponga la pereza y la ociosidad.
- Al poseedor de las riquezas no le hace dichoso el tenerlas, sino el gastarlas, y no el gastarlas como quiera, sino el saberlas gastar.
- El sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren despiertos.
- Si los celos son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo, que el tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y mal dispuesta.
- No andes, Sancho, desceñido y flojo, que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmalazado.
- La poesía tal vez se realza cantando cosas humildes.
- ¿Qué locura o qué desatino me lleva a contar las ajenas faltas, teniendo tanto que decir de las mías?
- De las miserias suele ser alivio una compañía.
- Lo que el cielo tiene ordenado que suceda, no hay diligencia ni sabiduría humana que lo pueda prevenir.
- Ninguna ciencia, en cuanto a ciencia, engaña; el engaño está en quien no la sabe.
- En las cortesías antes se ha de pecar por carta de más que de menos.
- Esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y sobre todo, ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quien derriba.
- Tanto más fatiga el bien deseado cuanto más cerca está la esperanza de poseerlo.
- Alguno se estima atrevido, cuando con otros se compara. Algunos creo que hubo tan discretos que no acertaron a compararse sino a sí mismos.
- Como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen algo de dificultad te parecen imposibles.
- Sobre el cimiento de la necedad, no asienta ningún discreto oficio.
Miguel de Cervantes Saavedra: El Quijote de la literatura universal
Cervantes vivió en una época de tumulto. España, en el cenit de su imperio, se encontraba sumida en luchas religiosas, políticas y territoriales. Y, al igual que su país, la vida de Cervantes estuvo marcada por altibajos, desde su captura por piratas berberiscos y su subsiguiente cautiverio en Argel, hasta su eventual regreso a España, donde luchó por encontrar un lugar estable en la sociedad y ganarse la vida.
Sin embargo, esas adversidades y experiencias, en lugar de desanimarlo, alimentaron su pluma y su imaginación. La prueba más destacada de ello es, sin duda, "Don Quijote de la Mancha". Esta obra maestra, publicada en dos partes en 1605 y 1615, rompe las convenciones narrativas y se convierte en precursora de la novela moderna. A través de las cómicas y a veces trágicas aventuras de Don Quijote y su leal escudero Sancho Panza, Cervantes explora temas profundos: la tensión entre idealismo y pragmatismo, la naturaleza de la realidad y la fantasía, y las múltiples facetas de la identidad humana.
Pero "Don Quijote" no es la única joya en la corona literaria de Cervantes. Sus "Novelas ejemplares", un conjunto de doce relatos cortos, demuestran su destreza en el arte de narrar historias con maestría, profundidad y humor. Desde las intrigas amorosas en "La española inglesa" hasta las reflexiones sobre la fortuna y la condición humana en "Rinconete y Cortadillo", Cervantes se muestra como un observador agudo del alma humana.
Además de novelista, Cervantes fue dramaturgo y poeta. Aunque sus obras teatrales no alcanzaron el mismo reconocimiento que su narrativa, no cabe duda de que su talento abarcaba múltiples géneros y estilos.
Su influencia es inmensa y perdura hasta hoy. Escritores de todos los rincones del mundo, desde Dostoyevski hasta García Márquez, han rendido homenaje a su genialidad y han sido inspirados por su visión.
Miguel de Cervantes falleció en 1616, el mismo año que otro gigante literario, William Shakespeare. Sin embargo, su legado sigue vivo, vibrante y desafiante. Sus obras son un testimonio de la capacidad humana para imaginar, soñar y trascender las circunstancias. Cervantes nos invita a montar nuestro propio Rocinante, empuñar nuestra lanza y enfrentar los molinos de viento de la vida con valentía y pasión. Porque, al final del día, todos llevamos dentro un poco del Quijote y de Sancho, del soñador y del realista. ¡Brindemos por el eterno caballero de la triste figura y su creador inmortal, Miguel de Cervantes!