Las mejores 6 frases de Julio César
¿Has escuchado hablar de Julio César? No, no me refiero a la ensalada, sino al tipo con túnicas que solía andar por Roma hace más de 2000 años y que dejó una marca imborrable en la historia.
Tabla de contenidos:
Frases de Julio César
- Los hombres creen gustosamente aquello que se acomoda a sus deseos.
- Prefiero ser el primero en una aldea que el segundo en Roma.
- Los cobardes agonizan muchas veces antes de morir... Los valientes ni se enteran de su muerte.
- Amo la traición, pero odio al traidor.
- Nada es más fácil que censurar a los muertos.
- Nada es tan difícil que no pueda conseguir la fortaleza.
Julio César: El líder con pensamientos que cambiaron historias (y calendarios)
Primero, una breve introducción: Nació alrededor del 100 a.C. en una familia noble, aunque no exactamente en la crema y nata de la aristocracia romana. Desde joven, este chico tuvo ambición. Y no, no hablo de ser famoso en Instagram, porque, obviamente, no existía. Hablo de ser el jefe, el número uno, el gran queso en la República Romana.
En su ascenso al poder, César hizo cosas grandiosas, como conquistar la Galia. ¿Te suena aburrido? Pues, imagina que conquistas un territorio gigantesco, te enfrentas a tribus, aterradoras, y aún así, durante tus tiempos libres, escribes sobre ello. Sus "Comentarios sobre la Guerra de las Galias" no solo son un testimonio histórico, sino también una genialidad en relaciones públicas, mostrando a Roma lo increíblemente talentoso que era.
Pero más allá de sus conquistas, Julio César es recordado por su manera de pensar. Si bien no se puede saber con precisión cada uno de sus pensamientos, algunas de sus acciones y palabras nos dan pistas claras.
Por ejemplo, su famoso "Alea iacta est" ("La suerte está echada"), que pronunció al cruzar el río Rubicón con su ejército, nos muestra a un hombre decidido que sabe que no hay vuelta atrás. También nos recuerda que, a veces, hay que arriesgarse para conseguir lo que uno quiere. Y vaya que se arriesgó, porque cruzar ese río significó desafiar abiertamente a la República Romana.
Aunque fue un líder militar brillante, también era conocido por su clemencia. En vez de ejecutar a todos sus enemigos, a menudo les perdonaba la vida. Esto refleja una de sus filosofías: ganarse a la gente por medio del perdón y la misericordia. Por supuesto, no siempre funcionó, y algunos de esos mismos "perdonados" lo traicionarían más tarde.
¿Y sabes qué más hizo? Cambió el calendario. Sí, el que usas. Antes de él, el calendario romano era un caos. Pero César introdujo el calendario juliano, con 365,25 días por año, dividiendo el extra en un día adicional cada cuatro años (el año bisiesto). Así que, si alguna vez te has preguntado por qué febrero tiene un día extra cada cuatro años, ¡agradece (o culpa) a Julio!
Pero, claro, no todo fue perfecto. Su ambición lo llevó a acumular demasiado poder y, eventualmente, a declararse dictador perpetuo. Esto no cayó bien entre algunos de los senadores, que lo vieron como una amenaza a la república. Así que, en el idus de marzo del 44 a.C., fue asesinado. "¡Tú también, Bruto!", dijo, viendo a uno de sus supuestos amigos entre los conspiradores.
Así que, ahí lo tienes. Julio César: un líder, un conquistador, un reformador y, sobre todo, un pensador que desafió las normas. Con ambición y valentía cambió el mundo, y aunque su vida terminó de forma trágica, su legado permanece hasta el día de hoy.