48 frases de André Maurois que tienes que leer
Viajemos al mundo de André Maurois, un escritor francés cuya pluma pintó retratos tan vivos de la vida y el corazón humanos, que sus palabras parecen respirar en el papel. Nacido como Émile Salomon Wilhelm Herzog en 1885 en Elbeuf, Francia, Maurois se convirtió en uno de los novelistas y biógrafos más destacados del siglo XX.
Tabla de contenidos:
Frases de André Maurois
- Todo deseo estancado es un veneno.
- El arte de envejecer es el arte de conservar alguna esperanza.
- El primer deber del hombre es desarrollar todo lo que posee, todo aquello en que él mismo pueda convertirse.
- Todo artista es tan múltiple que el crítico no puede dejar de encontrar en él lo que busca resueltamente y a priori.
- Ser sincero no es decir todo lo que se piensa, sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa.
- Las mujeres son como los caballos: hay que hablarles antes de ponerles las bridas.
- Un matrimonio feliz, es una larga conversación que siempre parece demasiado corta.
- No decir más de lo que haga falta, a quien haga falta y cuando haga falta.
- Casi todos los hombres ganan al ser conocidos.
- Es fácil hacerse admirar cuando se permanece inaccesible.
- Un libro es un regalo estupendo, porque muchas personas sólo leen para no tener que pensar.
- En una discusión, lo difícil no es defender nuestra opinión, sino conocerla.
- Para la diplomacia una cuestión aplazada ya está resuelta.
- Las leyes no son crueles ni suaves; son inmutables, y, como tales, previsibles, cuadros fijos en cuyo interior incumbe al hombre diseñar lo mejor que sepa su destino.
- La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta.
- El amor a lo don Juan no es más que afición a la caza.
- El origen de todos los males es la codicia.
- En muchos casos encontramos móviles nobles y heroicos para actos que hemos cometido sin saber o sin querer.
- El que puede prescindir del ser amado puede prescindir de todo.
- Al demostrar a los fanáticos que se equivocan no hay que olvidar que se equivocan aposta.
- Nada resiste tanto como lo provisional.
- Las huellas del hombre sobre el hombre son eternas y ningún destino se ha cruzado impunemente con el nuestro.
- Sin una familia, el hombre, solo en el mundo, tiembla de frío.
- Nada nos puede impedir sentir esta maravillosa felicidad de ser preferidos a otros.
- El verdadero mal de la vejez no es el debilitamiento del cuerpo sino la indiferencia del alma.
- Sólo hay una verdad absoluta: que la verdad es relativa.
- Sólo la incertidumbre mata los celos.
- Los caprichos pueden ser perdonados, pero es un crimen despertar una pasión duradera para satisfacer un capricho.
- ¿Qué hace falta para ser feliz? Un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas, un vientecillo tibio, la paz del espíritu.
- Si no quieres ser desgraciado trata a las catástrofes como a molestias, pero de ninguna manera a las molestias como a catástrofes.
- El amor físico es un instinto natural, como el hambre y la sed; pero la permanencia del amor no es un instinto.
- Lo bello es aquello que es inteligible sin reflexión.
- Su divisa era ésta: todo lo que merece ser hecho, merece también ser bien hecho.
- La confidencia descubre quién era o no digno de ella.
- En los inicios de un amor los amantes hablan del futuro, en sus postrimerías, del pasado.
- El amor perfecto no existe, no más que un gobierno perfecto.
- La acción es lo único que tiene valor. Soñar que se juega al tenis no es nada. Leer libros de tenis no es nada. Jugar al tenis es un gran placer.
- Una ilusión eterna, o por lo menos que renace a menudo en el alma humana, está muy cerca de ser una realidad.
- Una vida grande nace del encuentro de un gran carácter y una gran casualidad.
- Una fórmula para alcanzar la celebridad puede ser ésta: expresar ideas sencillas con claridad, ingenio y cortesía.
- Es difícil crear ideas y fácil crear palabras; de ahí el éxito de los filósofos.
- Con frecuencia el hombre busca una diversión y encuentra una compañera.
- La vida es un juego del que nadie puede retirarse, llevándose las ganancias.
- El horizonte es negro, la tempestad amenaza; trabajemos. Este es el único remedio para el mal del siglo.
- Saben realmente vivir aquellos que se comparan fundamentalmente con gente que les va peor que a ellos.
- Quién quiere cambiar siempre encontrará una razón para cambiar.
- Sería necesario imponer esta regla: no repetir jamás una afirmación malévola sin verificar su contenido. Aunque es cierto que así nunca se hablaría de nada.
- No siempre es la multitud la poseedora de la verdad absoluta.
André Maurois: El cronista elegante de la condición humana
Un Hombre de Letras y Guerra
La vida de Maurois podría leerse como una de sus novelas. Durante la Primera Guerra Mundial, se alistó en el ejército francés, donde adoptó su pseudónimo André Maurois para publicar su primer gran éxito, "Los Silencios del Coronel Bramble". Este libro, una mezcla de humor y aguda observación, marcó el tono de su futura obra: una mirada siempre penetrante pero amable a las peculiaridades de la vida humana.
El Maestro de la Biografía
Pero Maurois no era solo un novelista; fue un maestro biógrafo. Su habilidad para capturar la esencia de figuras históricas como Byron, Disraeli, y Victor Hugo transformó la biografía en algo más que un mero recuento de eventos. Maurois infundía vida en sus sujetos, mezclando el rigor histórico con un toque novelístico que hacía que el pasado cobrara vida.
Un Escritor para el Mundo
Maurois fue un verdadero ciudadano del mundo. Aunque profundamente francés en su estilo y sensibilidad, sus obras resonaron a nivel global. Fue un puente entre culturas, traduciendo el espíritu humano a un lenguaje que todos podían entender. Su novela "Ariel o la Vida de Shelley" es un ejemplo perfecto de esta habilidad, entrelazando biografía y narrativa para crear una obra que es tanto un estudio sobre Percy Shelley como un poema en prosa.
Filosofía en sus Narrativas
Además de sus biografías, Maurois escribió novelas que exploraban las complejidades del amor, la amistad y la moralidad. "El Arte de Vivir", por ejemplo, es menos una novela y más un manual sobre cómo navegar las turbulentas aguas de la existencia. Sus libros no eran solo para leer, sino para vivir.
Un Hombre de Paz en Tiempos Turbulentos
A lo largo de su vida, Maurois fue un defensor de la paz y el entendimiento internacional. En un mundo sacudido por dos guerras mundiales, su voz fue un llamado constante al diálogo y la comprensión mutua. Su obra refleja esta búsqueda de la armonía, no solo entre naciones, sino también en el interior de cada individuo.
Legado y Reconocimiento
Fallecido en 1967, André Maurois dejó un legado literario que sigue siendo tan relevante hoy como en su tiempo. Fue elegido miembro de la Academia Francesa, un reconocimiento a su contribución a la literatura y cultura francesas. Pero su verdadero legado está en sus libros, que continúan siendo leídos, disfrutados y amados por quienes encuentran en ellos no solo historias, sino reflejos de sus propias vidas y sueños.
André Maurois fue un narrador de historias, un pintor de vidas y un filósofo del corazón humano. Su trabajo trasciende el tiempo y el lugar, tocando las fibras universales de la experiencia humana. Un escritor no solo para su tiempo, sino para todos los tiempos.